jueves, 16 de diciembre de 2010

El tercer policía, de Flann O’Brien.

Único, sorprendente, hilarante, delirante, extraño, inclasificable, incualificable, inconmensurable y varios "ables" más. La verdad es que este libro es muy difícil de catalogar. ¿Es un libro policíaco?. Sí. ¿Es un libro fantástico?. También. ¿De ciencia ficción?. Hum, podría ser. Es un poco de todo y de nada.

Es algo así como juntar a Kafka con Terry Prachett y Christopher Moore en uno. Al menos es lo mejor que se me ocurre para definir este libro.

Todo empezó un buen día, viendo el capítulo de turno de "Perdidos", en concreto el capítulo de "Hombre de ciencia, hombre de Fe". En él salía Desmond leyendo el libro. Entonces me llamó la atención, y lo apunté mentalmente como "futurible", pero poco a poco lo fui dejando en el olvido, sumido en otras lecturas y menesteres, hasta que lo olvidé por completo.

Así, pasó el tiempo hasta que un buen día, me encontraba yo conmigo mismo viendo la tertulia de Nostromo, en La 2 y alguien hablaba sobre literatura policíaca y recomendaba "El tercer policía". Entonces se me encendió el chip y me acordé. Me volvió a picar el gusanillo y decidí embarcarme en su lectura sin más demora. ¿Conclusión?: lo que ya comentaba al principio. Es un libro genial. Distinto. Imprescindible.

Encima me enteré poco tiempo después que los guionistas de "Perdidos" lo habían incluído porque tenía relación con la serie....

El libro nos cuenta la historia de un protagonista sin nombre y se inicia como si fuese una especie de autobiografía. El protagonista nos va explicando su vida y cómo, junto a su compañero de fechorías John Divney, asesinarán al viejo Mathers con el ánimo alevósico de apropiarse su negra caja de caudales.

Desde ese momento el prota se embarcará en una serie de aventuras inauditas en las que se topará con unos personajes un tanto curiosos, como por ejemplo un capitán de los cojos que le perdonará la vida, una conciencia que habla con él y se llama Joe o unos policías que trabajan en una comisaría bidimensional, (especializados en resolver robos de bicicletas que ellos mismos perpetran) junto a los que se verá inmiscuído en extraños sucesos para descubrir que a veces el fin no es más que un comienzo.

Es un libro con un humor un tanto absurdo, pero muy sutil. Tiene algunos pasajes que me han hecho soltar alguna que otra carcajada, ganándome así alguna mirada reprobatoria por parte de algunos pasajeros sentados en asientos colindantes al mío en el autobús.

Sirvan como ejemplo estos diálogos:

"-Un hombre raro.- Aventuré.
-Un hombre constitutivo-dijo el Sargento-, en gran parte coadyuvante pero terriblemente fervoroso."

O bien:

"-¿Qué es una oveja?. Sólo millones de pequeños trocitos de ovejidad arremolinándose y trazando enmarañadas circunvoluciones dentro de una oveja. ¿Que otra cosa es si no eso?"

O este otro:

"- El resultado bruto y neto de todo esto es que la gente que pasa la mayor parte de su vida montando en bicicleta por las pedregosas ensenadas de esta parroquia, llega a tener sus personalidades mezcladas con las de las bicicletas. Se sorprendería del número de gente por estos andurriales que son mitad persona y mitad bicicleta a causa del intercambio de átomos."

Éstos son algunos ejemplos de diálogos y descripciones que abundan en el libro. Si queréis embarcaros en una lectura original, distinta y entretenida, probad con este libro. Eso sí, hacedlo con la mente abierta...

Yo de momento, voy a ver si me puedo leer algún otro libro de este genial autor irlandés, del que por cierto "El archivo Dalkey" junto con ésta novela están consideradas como dos de las novelas más importantes de la literatura inglesa, que no es poco.

Disfrutadla.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Una puñetera obra maestra. Una cima del humorismo anglosajón. Una brutal novela poliaciaca. Una gran novela de ciencia ficción. Algo incasificable y brillante. Una de las mejores novelas del siglo XX.

Y, encima, es entretenida y divertida. ¡Si es que lo tiene todo!

Txema dijo...

Y que lo digas Jorge. La verdad es que es que es de esas novelas que dejan huella.

Un saludo y ¡gracias por comentar!